"Difícil
amar esa gran porquería..."
“El párroco funda su dicho en que Cristo
lloró sobre Jerusalén, lo cual prueba que amaba a su patria. ¿La amaba todavía?
¿O la compadecía solamente? Difícil
amar esa gran porquería en que se había convertido el Estado Israelita
bajo la dirección del hipócrita Caifás, el payaso Herodes y el poder efectivo
de una potencia extranjera. No se puede
amar sino lo hermoso; y eso no era hermoso. Era una porquería que provocaba en Cristo una indignación parecida al
vómito; y un horror como el que se tiene al verdugo. Todo eso era hermoso,
frondoso y pomposo solamente por fuera, como la higuera estéril. Todo eso había
acabado su función en el mundo y debía secarse irremisiblemente, maldecido por
Dios.”
Castellani, "El Evangelio de Jesucristo", Domingo 9º de Pentecostés.
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