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jueves, octubre 11

12 de octubre

Lecturas para un 12 de octubre:







Como creyeron, solos, lo increíble
sucedió; que los límites del sueño
traspasaron, y el mar, y el imposible.
...Y es todo elogio a su valor, pequeño.

Y el poema en su nombre. Todavía
decir Cortés, Pizarro o Alvarado,
contiene más grandeza y más poesía,
de cuanto en este mundo se ha rimado.

Capitanes de ensueño y de quimera,
rompiendo para siempre el horizonte,
persiguieron al sol en su carrera.

Y el mar –alzado hasta los cielos–, monte
es, entre ambas Españas,
sólo digno cantor de sus hazañas.

Manuel Machado.


miércoles, septiembre 26

Cuando los escapularios vinieron a ser una divisa de guerra.


Cuando los escapularios vinieron a ser una divisa de guerra

por el p. Guillermo Furlong, S J ***

En la víspera de la batalla de Tucumán, acudió al pie de los altares y eligió a Nuestra Señora de las Mercedes por patrona de su ejército, pidiéndola fervorosamente que intercediera con el Dios de los ejércitos, y le gobernara en la batalla que iba a librar. Este acto público de acendrada religiosidad tuvo lugar poco antes de la batalla, y así es que pudo  escribir Belgrano, poco después de librado el combate: “La patria puede gloriarse de la completa victoria que han obtenido sus armas, el día veinte y cuatro del corriente, día de Nuestra Señora de las Mercedes, bajo cuya protección nos pusimos…”

La batalla de Tucumán, una de las más gloriosas y heroicas del ejército argentino, fue librada el día 24 de septiembre de 1812. Aunque la inferioridad de Belgrano era manifiesta, fue suplida a fuerza de heroísmo y de audacia. Se luchó denodadamente durante todo el día, hasta que Tristán se dio a la fuga, dejando en el campo de batalla más de cuatrocientos muertos, tres banderas, un estandarte y todos los bagajes. Parte del ejército patriota siguió en persecución de los enemigos, parte quedó en el “Campo de las Carreras” y lo restante, al mando de Belgrano, se dirigió a la ciudad, con el objeto de manifestar públicamente su agradecimiento a la Santísima Virgen.

“La divisón de vanguardia – escribe Mitre- llegó a Tucumán en momentos que una procesión cruzaba las calles de la ciudad, llevando en triunfo la Imagen de Nuestra Señora de Mercedes… A caballo y llena de polvo del camino se incorporó la División de vanguardia a la procesión, la que siguiendo su marcha, desembocó al campo de batalla, húmedo aún con la sangre de las víctimas. El general se coloca entonces al pie de las andas que descienden hasta su nivel, y desprendiéndose de su bastón de mando, lo coloca en las manos de la Imagen; y las andas vuelven a levantarse en procesión continúa majestuosamente su camino. Este acto tan sencillo como inesperado, produjo una impresión profunda en aquel concurso poseído de sentimientos piadosos y aun los espíritus fuertes (?) se sintieron conmovidos”.

En la “Historia de los Premios Militares”, publicada por el Ministerio de Guerra, se halla la reseña de una curiosa medalla de origen desconocido, según los compiladores de la mencionada obra, pero que el erudito Padre Antonio Larrouy atribuye al general Belgrano quien, por su cuenta, la hizo acuñar en la Casa de la Moneda. Es, escribe Larrouy, “un nuevo testimonio de su indefectible gratitud a su Protectora”.

Anverso:

Bajo la protección de
Nuestra Señora de Mercedes
Generala del Ejército
En el campo: Victoria – del 24 de
- Septiembre – de 1812

Reverso:

Tucumán – Sepulcro – de la – Tiranía
En el Canto: Viva la religión, la patria
y la unión.

En 1821, escribía, y no sin fundamento, fray Cayetano Rodríguez estas hermosas líneas:

“¿En qué país no ha resonado la fama de su piedad religiosa con que tributaba al cielo el homenaje de su gratitud, reconociéndolo en sus militares encuentros por autor único de sus triunfos, y besando la mano que lo humillaba en sus desgracias? ¿Con qué confianza, con qué ternura libraba en las manos de la Reina de los Ángeles el feliz éxito de sus empresas y cuán sensibles pruebas le dio esta Divina Madre de su protección y amparo, en los apurados lances en que se vio comprometido su honor, e indecisa la suerte de la América del Sur?”.

No se contentó el general Belgrano con proclamar a la Virgen por patrona del ejército, antes de la batalla, con entregar personalmente su bastón de mando en manos de la venerada imagen, y con hacer acuñar la hermosa medalla conmemorativa de aquel señalado triunfo. “Antes de ponerse en marcha para Jujuy –continúa el historiador Mitre- mandó hacer funerales por los muertos, a los que asistió personalmente con todo su Estado Mayor, enseñando prácticamente, que los odios no deben pasar más allá del sepulcro, a la vez que consolidaba la opinión de religiosidad que iba adquiriendo su ejército”.

Como complemento de lo que acabamos de decir, trasladaremos a continuación algunas interesantísimas noticias que consigna el general Paz en sus tan celebradas “Memorias”: “Las monjas de Buenos Aires –escribe el célebre soldado cordobés- a cuya noticia llegaron estos actos de devoción, los celebraron mucho y quisieron hacer una manifestación al ejército, mandando obsequiosamente un cargamento de cuatro mil pares de escapularios de la Merced, los que se distribuyeron en esta forma:

“Cuando se trató de mover el ejército para buscar el enemigo en Salta, se hizo por cuerpos, los que después se reunieron en tiempo y oportunidad. Luego que el batallón o regimiento salía de su cuartel, se le conducía a la calle en que está situado el templo de la Merced. En su atrio estaba ya preparada una mesa vestida, con la imagen, a cuyo frente formaba el cuerpo que iba a emprender la marcha; entonces sacaban muchos cientos de escapularios, en bandejas, que se distribuían a jefes, oficiales y tropa, los que colocaban sobre el uniforme y divisas militares”.

“Es admirable que estos escapularios se conservasen intactos, después de cien leguas de marcha, en la estación lluviosa, y nada es tan cierto, como el que en la acción de Salta, sin precedente orden y sólo por un convenio tácito y general, los escapularios vinieron a ser una divisa de guerra: si alguno los había perdido, tuvo buen cuidado de ponerse otros, porque hubiera sido peligroso andar sin ellos”.

*** Furlong, Guillermo: Belgrano, el Santo de la espada y de la pluma. Bs. As, Club de Lectores, 1974, pp. 38-43.

viernes, septiembre 7

Conferencias para descargar.

Pongo aquí los links para descargar algunas conferencias sobre temas varios de lo mejor de nuestros pensadores católicos. Como la caja me da poca capacidad de almacenamiento, voy a mantener los archivos un tiempo prudente y luego los voy a eliminar... así que... no seas perezoso lector: descarga rápido estos archivos!

Entonces, la oferta comienza hoy y concluye en dos o tres semanas.

Van entonces las conferencias, para el ipod de la dama o la notebook del caballero:

1. Poesía, belleza y misterio de la infancia. Dr. Antonio Caponnetto.

2. Cristeros. Dr. Enrique Díaz Araujo.

3. Arte y palabra, exigencias de la creación artística. R. P. Alfredo Sáenz.

4. El misterio de iniquidad en la cultura contemporánea. Dr. Alberto Caturelli.

5. Isabel de Castilla. R. P. Ramiro Sáenz.

6. Masonería e Iglesia Católica. R. P. Alfredo Sáenz. PARTE 1. PARTE 2.

7. El hombre moderno. R. P. Alfredo Sáenz. CONFERENCIA. LIBRO.

8. Héroes y Santos. R. P. Alfredo Sáenz.

Espero que los links funcionen bien, en todo caso, espero los comentarios.

Un abrazo cordial en Cristo N S,

San Pío X, ora pro nobis

lunes, abril 2

A 30 años: Todo es nuestro, simplemente nuestro.

1982 - 2 de abril - 2012

30 años de la Operación Rosario 


Sabe la Virgen que el sur nos pertenece.

“Que todo es nuestro, simplemente nuestro.
Y que hay que defenderlo con las armas,
con la voz, con la sangre, con el cuerpo.
O quedar una tarde azul y blanca
definitivamente libres: muertos”



Nuestra Señora de la Islas Malvinas

por el Dr. Antonio Caponnetto ***

En vísperas del 2 de abril de 1982, el desembarco reconquistador llevaba un nombre mariano: Operativo Rosario. Porque se había hecho tamaña travesía para señalarle al mundo, que la reina de aquellas islas no estaba en Londres, sino en el cielo. Qué la única soberana de esas turbas - de esas nieves, de ese viento austral que cruje entre peñascos-  no estaba rodeada de lores y comunes, sino de arcángeles con espadas vigilantes.

La Virgen Malvinera se llamó Soledad, Angustias, Dolores, Remedios, Lágrimas. Tomó los nombres todos que, desde la vieja Andalucía, asocian a María con su presencia al pie de la Cruz. Pero también fue Generala porque aquella guerra era justa. Y Madre, porque era preciso no dejar huérfanos a los combatientes cabales. E Hija y Esposa, para que las familias que aguardaban en la lejanía, se sintieran próximas al rezarle cada día.

Sabe la Virgen que el sur nos pertenece.

“Que todo es nuestro, simplemente nuestro.
Y que hay que defenderlo con las armas,
con la voz, con la sangre, con el cuerpo.
O quedar una tarde azul y blanca
definitivamente libres: muertos”

Bajo la Protección de la Virgen de las Islas Malvinas, recemos los misterios luminosos de la patria. Para que en medio de la oscuridad y de las sombras, el rayo de su lumbre nos anuncie que algún día volverán banderas victoriosas.

*** Caponnetto, Antonio: El Bicentenario en el Aula. Bs. As., Santiago Apóstol – Bella Vista Ediciones, 2010, pp. 118 – 119.

Por los combatientes difuntos:

V. Requiem + aternam, dona eis Domine

R. Et lux perpétua lúceat eis.

V. Requiescant in pace.

R. Amen.

V. Animæ eórum et ánimæ ómnium fidélium defunctórum per misericórdiam Dei requiéscant in pace.

R. Amen.

Introducción general a la Cuestión Malvinas.

Nuestros funcionarios no se cansan de afirmar que la Argentina sólo recurrirá a la negociación diplomática para recuperar las islas, renunciando así a toda otra vía. Pero los británicos no creen semejante afirmación, resultándoles inconcebible que un país restrinja sin contrapartida sus posibilidades de acción. Saben, y tienen esto bien asumido, que mientras mantengan la usurpación deberán mantener una vigilia permanente.



 por el Contralmirante Carlos. A. Büsser ***


Capítulo I

Introducción general a la Cuestión Malvinas



En este capítulo se desarrollará el concepto general de lo que es un conflicto internacional –el de Malvinas en particular-, la influencia decisiva que para el logro de una buena solución tienen los factores espirituales y morales y la firmeza de la voluntad nacional, el motivo de la desmalvinización argentina y la necesidad de contrarrestarla con una actitud opuesta. Se destacará, sobre todo, la importancia fundamental que tiene la formación de la conciencia nacional, tanto en la masa de la población como en sus dirigentes, a través de la tarea insustituible de la familia y de los educadores como elementos básicos, como así también de los medios de comunicación social, capaces de complementar o anular aquella, según sea su orientación.

1. Concepto de nación, de territorio y de estructura de gobierno. El estado nacional.

Una nación, ha definido con elegancia y precisión don Agustín de Vedia, es un conjunto de familias con vínculos de pasado, de presente y de futuro (1). Vale decir que no es una agrupación cualquiera de familias, sino de aquellas que sienten y saben que tienen vínculos nacidos de un pasado que les es común y cuentan con una historia de la cual sienten como propios las luchas, los hechos heroicos, las angustias, las derrotas, las victorias, los sinsabores, su cultura, música, idioma, sentimientos religiosos y tolerancia hacia otros credos, en suma, todo cuanto haya contribuido a dejar su huella en el espíritu de sus miembros. Que además saben que los problemas del presente los afectan a todos por igual, que la solución que encuentren para ellos será la base de un futuro que también les es común, como son comunes sus esperanzas, ilusiones y aspiraciones.

Hay un complemento indispensable para la nación. Es el territorio donde vive y que presta marco a los esfuerzos y desvelos de sus habitantes. No se concibe una nación sin un suelo donde vivir y trabajar. Hay algo así como una asociación simbiótica entre el suelo y la población que lo habita. A largo plazo, el suelo determina el carácter de sus habitantes y éstos, con su trabajo, lo modifican y lo hacen un mejor lugar para vivir. Por eso los pueblos aman el territorio que habitan, porque es su hogar y el recipiente del esfuerzo acumulado de sucesivas generaciones. Es la tierra que ha recogido y hecho fructificar el sudor y la sangre de sus ancestros y que será la herencia que dejarán a sus descendientes-

Y ese conjunto de familias que vive en tal territorio necesita una organización jurídica que le permita convivir en armonía, imponiendo la ley y sometiéndose todos a ella, estructurando los sistemas de defensa común y, además, ejerciendo su soberanía, es decir, su capacidad de autodeterminarse ante otros pueblos. Dicha organización es el gobierno.

Estos tres elementos fundamentales constituyen un estado nacional. No hay estado nacional si falta uno de ellos. Y cuando alguno está cercenado o disminuido, tal estado también está cercenado o disminuido. En suma, tiene una herida que exige reparación. Y la nación vive, como consecuencia de ello, en constante inquietud buscando reparar lo que siente como una injusticia.

2. Naturaleza del conflicto por Malvinas: usurpación de territorio. Intereses económicos actuales.

El conflicto que enfrenta a la Argentina con Gran Bretaña deriva de la usurpación del territorio del archipiélago de Malvinas cometido por ésta última en 1833. Situación que agravó con la ocupación de Georgias del Sur a principios del siglo XX y, el 19 de junio de 1982, con la destrucción del destacamento científico argentino en las Sandwich del Sur. En esos actos se funda el reclamo de soberanía británica sobre los tres archipiélagos.

Tal conjunto de usurpaciones constituye la denominada cuestión Malvinas. Cada vez que se la mencione a lo largo de este libro, se estará haciendo referencia a todas aquéllas y no solamente a la del archipiélago de Malvinas.

Surge con claridad que el despojo cometido por Gran Bretaña en 1833 afecta la integridad territorial argentina y, en consecuencia, afecta nuestra integridad como estado nacional. No somos y no seremos un país totalmente constituido e integrado mientras haya un pedazo de territorio nacional bajo el poder una potencia extranjera. Gran Bretaña debe saber, y se lo tenemos que repetir constantemente, que mientras subsista la usurpación, habrá reclamos argentinos movidos por la firme decisión de recuperar lo que estamos convencidos que nos pertenece.

En los capítulos II y III se verán las motivaciones que impulsaron al gobierno de Londres a cometer el atropello inicial y, luego, no sólo a mantener la posesión ilegítima del archipiélago de Malvinas, sino a extender su dominio sobre las Georgias del Sur y las Sándwich del Sur. En la actualidad lo que mueve a Gran Bretaña a ser tan intransigente en su posición es un incentivo de naturaleza económica: todos los indicios llevan a suponer que las aguas que rodean a las islas Malvinas contienen abundantes yacimientos de hidrocarburos que, de confirmarse su existencia, significarían una enorme riqueza para el país que los controle.

3. Qué es un conflicto internacional; objetivos contrapuestos; negociación; crisis; lucha y enfrentamiento de voluntades nacionales.

Todos los estados nacionales tienen objetivos que desean concretar en algún momento futuro, más o menos próximo. A veces ocurre que un objetivo es buscado por dos o más estados, y si uno de ellos lo alcanza, el otro u otros deben renunciar a él. Es decir, es un objetivo cuya obtención por uno resulta excluyente respecto a los otros que aspiran a alcanzarlo.

Naturalmente, cada parte interesada procura obtener sus objetivos por vías pacíficas y sin conflictos. Pero si alguno de ellos es disputado por dos o más interesados, aparece una instancia primero de competencia y luego de negociación, a través de la cual cada uno busca la solución que le proporcione las mayores ventajas. En general, el más fuerte o más hábil para negociar obtiene la totalidad de lo que pretende o por lo menos la mejor parte, y los más débiles o menos hábiles se quedan con el resto, si hay resto.

Pero puede suceder, y frecuentemente ese es el caso, que el proceso negociador no sea exitoso y no se llegue a una solución mutuamente aceptada. En esa situación, pueden ocurrir dos cosas. La primera, que una de las partes estime que el valor que el objetivo tiene para ella no es tan grande como para justificar un conflicto, y en consecuencia ceda momentáneamente en sus pretensiones. La segunda que, por lo menos para una de las partes, el valor en juego sea tan importante que se justifique entrar en una crisis y aun llegar a un conflicto armado. Si ocurre lo primero, de hecho se está en el caso de la negociación descripta en el párrafo anterior. Si ocurre lo segundo, se inicia aquella crisis que enfrenta a los interesados  y que, en su instancia extrema, puede llevarlos a la guerra.

En esta situación, debe tenerse en cuenta que los estados nacionales procuran normalmente solucionar sus problemas por la vía negociadora, tratando de evitar el conflicto armado, en virtud de que los sufrimientos y las pérdidas inevitables, tanto de vidas como materiales, son algo que ningún gobernante quiere asumir si no es por razones ineludibles. Este concepto fundamental se aplica tanto a gobiernos democráticos como a los que tengan otro origen.

Llegadas a esa instancia, las partes se aplican mutuamente todas las presiones y amenazas que tengan a mano, con tal de hacer ceder a su adversario. Si no se logra un arreglo y si una de las partes está dispuesta a ir a la guerra para lograr un objetivo, es un acto esencialmente volitivo que deriva de la voluntad nacional por alcanzarlo. Aquí está la clave del problema. Ningún estado puede decidirse por la guerra con perspectivas de éxito, si carece de esa voluntad.

Y como en un conflicto ambas partes hacen jugar sus respectivas voluntades nacionales como elemento primordial para lograr el éxito, resulta que toda guerra es, en última instancia, un enfrentamiento de las voluntades nacionales de los contendientes.

4. Esencia del éxito en un conflicto internacional: la fortaleza de la propia voluntad y el debilitamiento de la del oponente. Tarea formativa y de consolidación.

Si se trata de un enfrentamiento de las voluntades nacionales es natural que cada bando procure fortalecer la propia y debilitar la del adversario. Esta idea, en apariencia tan sencilla, en realidad exige un análisis mucho más complejo de lo que parece a primera vista.

La voluntad nacional es el conjunto de convicciones y sentimientos que hacen que un pueblo actúe en un determinado sentido, con toda firmeza y determinación, defendiendo lo que entiende es el interés de su Patria. Las convicciones derivan de lo que conoce respecto a los antecedentes históricos del problema, al comportamiento anterior de sus connacionales y a la seguridad que tiene respecto a que la causa de su país es justa. Es decir, las convicciones son consecuencia directa de informaciones y razonamientos. Pero esas convicciones de nada valdrían si no hubiera sentimientos, que son los que impulsan a los pueblos a actuar en un sentido determinado. Los sentimientos son el motor de la historia. Nada se hace si los actores carecen de ellos y no sienten la necesidad de encarar las cosas que deben hacerse.

Pero tanto las convicciones como los sentimientos se asientan en dos estratos bien definidos. Por un lado, en la clase dirigente que, como su nombre lo indica, orienta y dirige al resto de la población respecto a lo que es el interés nacional y a cuáles son los medios más convenientes para alcanzarlo y que, por eso mismo, no puede dejar de tener fuertes sentimientos patrióticos. Por otro lado, la masa de la población que, si bien puede carecer de la totalidad de la información que configura el problema, en general tiene sentimientos muy fuertes y arraigados que la hacen acertar intuitivamente en cuanto a la solución a adoptar.

Es evidente que todo estado que tenga un conflicto, actual o potencial, tratará de fortalecer su voluntad nacional y de debilitar la del adversario. Y esto lo hará actuando sobre todos los aspectos posibles. Si se trata de fortalecer la propia voluntad nacional, buscará proveerle a su pueblo la mayor cantidad de información favorable que pueda y de hacer que entre los dirigentes haya, por lo menos, algunos que sean verdaderos expertos en el tema y que se dediquen a él en forma permanente. Además, tratará de inculcar en el corazón de todos, dirigentes y masa de la población, un profundo amor por su Patria y por las cosas que están en disputa. Ese será el aspecto formativo respecto a cada ciudadano, que deberá complementarse con un esfuerzo de actualización y de mantenimiento permanente de ese estado intelectual y emocional.

Inversamente, respecto al país adversario, se tratará de hacerle llegar información verdadera, equivocada o falsa, buscando confundirlo en cuanto a sus derechos y al verdadero interés que tiene para él el objetivo en disputa, en tal forma que tanto los dirigentes como la población descrean de sus razones y derechos y consideren que no vale la pena arriesgar nada para defender ese objetivo.

Cabe insistir. Toda  tarea de fortalecer la voluntad nacional propia o debilitar la del oponente, tiene una fase esencial de tipo formativo, y otra posterior de consolidación o mantenimiento. Ya se verá más adelante cuál es el rol a jugar en ellas por los diferentes sectores de la sociedad. Es posible que este sea el elemento más importante de toda la cuestión.

5. Objetivo británico: debilitar la voluntad de la población y clase dirigente argentinas. Desmalvinización.

Luego del razonamiento anterior está claro cuál es el objetivo británico inmediato para alcanzar el éxito final en la solución de la cuestión Malvinas: debilitar la voluntad nacional argentina, actuando sobre su clase dirigente en primer lugar y posteriormente sobre el conjunto de la población.

Es lo que se ha dado en llamar “desmalvinización”, consistente en una serie de acciones que cubren todos los campos del quehacer nacional y apunta a convencernos de que la importancia o el valor de las islas usurpadas no justifican en absoluto realizar ningún esfuerzo ni correr ningún tipo de riesgo en recuperarlas.

La desmalvinización tiene dos interesados esenciales: Gran Bretaña, que quiere debilitar nuestra voluntad, y los Estados Unidos, que buscan hacer olvidar que en 1982 apoyaron a nuestro enemigo, como se verá en capítulos posteriores. A ellos se les agregan algunos argentinos que, impulsados por variados motivos objetan la decisión adoptada en 1982 para recuperar las islas.

La desmalvinización ha tenido en nuestro país manifestaciones de toda índole, que van desde desacreditar a los responsables de la decisión de recuperarlas y luchar por ellas, hasta procurar imponer la idea de que los jóvenes argentinos no debieron ser empleados en la defensa de la integridad de nuestro territorio por el solo hecho de ser jóvenes. Se han usado intensamente los medios de comunicación social en esta campaña, haciendo hincapié en los errores cometidos durante el conflicto, como si ello atenuara nuestros derechos o justificara la usurpación británica. Incluso se han escrito libros que contienen falsedades notorias con el mismo fin.

Y el mayor éxito de la desmalvinización se produjo en la clase dirigente, que se mostró permeable a ella. En cambio, en la masa de la población, particularmente en el interior del país, es notorio el espíritu de reivindicación y la sensación de estar ante una maniobra de acción psicológica.

6. Necesidad de que los argentinos tengan un conocimiento profundo y generalizado de la naturaleza de este conflicto y de su trascendencia. Malvinización.

El intento de hacernos perder fuerza espiritual seguramente no va a ceder en intensidad con el transcurso del tiempo. Más bien cabe prever que se incrementará, tan pronto se observe una reacción positiva nuestra, o bien, como se verá más adelante, si se comprueba la existencia de hidrocarburos en la zona, razón suficiente para impulsar a los británicos en el sentido de asegurarse la posesión indefinida de las islas.

Esta perspectiva nos obliga a establecer un sistema tendiente a fortalecer permanentemente nuestra voluntad nacional. Es indispensable aumentar en la población el conocimiento de todas las circunstancias que condicionan el conflicto y de profundizar su amor por la Patria y por su integridad territorial. Y lo mismo, pero con mayor intensidad, habrá que hacer con la dirigencia, frecuentemente propensa a aceptar las posturas y argumentos de Gran Bretaña en el diferendo.

Lo expresado en el último párrafo puede resumirse una sola palabra: malvinización. La desmalvinización ha buscado que ignoremos los fundamentos de los reclamos argentinos y los derechos invocados sobre todas las islas en disputa, que no se aprecien los esfuerzos por recuperarlas hechos a través de los años, que se olviden las acciones de nuestros soldados que lucharon allí, que perdamos nuestra voluntad de recuperación y, por qué no decirlo, diluir nuestra decisión de pelear, si es necesario, por la integridad y la grandeza de la Patria.

Lo verdaderamente racional  y sensato es que los argentinos nos empeñemos en un esfuerzo constante por conocer cada vez mejor esas razones y derechos, que conozcamos y revaloricemos aquellos esfuerzos de tantos patriotas, civiles y militares, que a lo largo de los años han tratado de mantener vivo el espíritu de nuestra reivindicación, que recordemos cada año con más vigor el sacrificio de nuestros combatientes, que endurezcamos nuestra voluntad de recuperación y que evidenciemos que, como todas las generaciones de argentinos que hicieron nuestra patria, estamos dispuestos a jugar nuestras vidas si es preciso para asegurar la integridad del territorio nacional.

En el párrafo anterior se ha utilizado deliberadamente con tanta reiteración el concepto de “nuestro”, pretendiendo remarcar el más amplio sentido de mutua pertenencia que caracteriza a toda la cuestión.

7. Tarea de todos los argentinos. Responsabilidad de los intelectuales. Responsabilidad de los medios de comunicación social.

El uso de la palabra nuestro define la naturaleza de la cuestión Malvinas. Es un problema de todos los argentinos sin ninguna excepción. Y todos tenemos una responsabilidad y una tarea consecuente.

Cabe analizar la responsabilidad de los intelectuales argentinos. Ellos son los que, por sus cualidades, están en mejores condiciones para investigar los antecedentes de la cuestión, las conductas del adversario y los hechos de coraje, responsabilidad y sacrificio de nuestra historia, a fin de que recordemos que en ella hay un sentido heroico que no podemos olvidar. Si se analizan las conductas y expresiones de muchos argentinos de hoy, se advierte que no condicen con tal sentido heroico. Es necesario revertir ese estado de cosas. La acción de los intelectuales es determinante, porque ellos pueden hacer docencia con sus ideas y conceptos motivadores.

Ocurre algo similar con los medios de comunicación social, pues llegan todos los días a todos los rincones del país, a todos los hogares, a todas las personas, influyendo constantemente en las mentes de los adultos, de los jóvenes y de los niños; pueden seleccionar la información que van a transmitir y la que van a omitir. Un comentario agregado a una información condiciona la interpretación que se haga de ella. Tienen un enorme poder. Pero si no lo ejercen con responsabilidad, si le dan preferencia a la noticia sensacionalista o superficial, si dejan de lado su función de formadores de opinión y de inspiradores de conducta, el servicio que deben prestar a la sociedad puede no solo dejar de ser útil, sino convertirse en negativo. En la cuestión Malvinas, se observa el casi nulo espacio que dedican a difundir su problemática y a tratar los temas que se relacionan con ella. Es asimismo notoria la falta de referencias en los aniversarios de algún hecho trascendente vinculado con la misma y la falta de comentarios cuando se registran informaciones referidas a los avances británicos en desmedro de nuestra posición. Tales son los problemas que debieran meditar los que operan estos medios.

8. Formación de las generaciones futuras: tarea fundamental de las familias y los maestros.

Si la responsabilidad de los medios de comunicación masiva es grande, lo es mucho mayor la de los educadores de todos los niveles.

Los maestros primarios tienen una responsabilidad esencial en el proceso de malvinización. En la infancia se asimila definitivamente el amor por las cosas que han de quedar grabadas para siempre en el corazón. Esta es la oportunidad en la que los maestros, junto con las familias, modelan las conductas que asumirán las personas durante toda su vida. Cuando en este periodo se insiste en inculcar el amor a la Patria y el respeto a los formadores de la nacionalidad, en hacer conocer los hechos trascendentes de nuestra historia y los ejemplos de gestos y actitudes que se encuentran en ella, lo que se logra es incorporar al espíritu de los niños el conjunto de vínculos con el pasado a que se refiere el punto 1 de este capítulo. De esa manera los maestros primarios contribuyen a estructurar la nación. En el marco de ese esfuerzo, al insistir con firmeza y con amor en el tema de las islas usurpadas, se consigue que el espíritu y la voluntad de recuperación de lo que es nuestro perdure a través de las generaciones.

Los educadores del nivel secundario tienen la tarea de consolidar lo hecho en el primario. Pero en este caso el caudal de conocimientos que se imparte es mayor, a fin de que los jóvenes adquieran los elementos necesarios para encarar estudios posteriores o para que se orienten hacia determinadas actividades. No obstante, es esencial que los profesores de todas las disciplinas prolonguen la tarea de inculcar en los educandos aquellos sentimientos de amor a la Patria a que se ha hecho referencia. Es la oportunidad de insistir en temas tales como las invasiones inglesas, la guerra de la independencia, el drama de las divisiones internas, el esfuerzo enorme por lograr la organización nacional y el trabajo fecundo para engrandecer la Patria. Es la oportunidad de destacar que a la Argentina la hicieron generaciones que enfrentaron las circunstancias históricas con coraje y sacrificios, que estuvieron dispuestas a arriesgar sus vidas, sus bienes, todo lo que tenían, para conformar esta nación y para defender la integridad de su territorio.

Cabe una reflexión particular relativa al nivel universitario. En ese ámbito los conocimientos que se imparten son necesariamente muy específicos y dirigidos a una capacitación particular. El resultado suele ser que algunas universidades forman profesionales expertos en temas muy complejos, pero que con frecuencia no conocen los problemas nacionales, o no se sienten identificados con ellos. Tal vez sería útil que al formularse los programas de estudios universitarios se incluyera el tratamiento de estos temas, descontándose que los profesores, asiduamente y como hay tantos ejemplos, insisten en referirse a ellos cada vez que se presenta la oportunidad.

Deliberadamente se ha dejado para mencionar en último término al factor más importante en el proceso formativo de los sentimientos y actitudes de las generaciones futuras: la familia, institución donde se siembran, afirman o pierden todos los valores. Podrá ocurrir que en algunas familias los padres no estén en condiciones de transmitir a sus hijos los conocimientos necesarios para que conozcan con profundidad los problemas nacionales. Ello no es indispensable y se subsana con la tarea ulterior de los maestros. Pero sí lo es que inculquen en sus hijos los valores esenciales de nuestra comunidad como son la moral, el espíritu religioso, el sentido de convivencia y de solidaridad y que infundan en sus corazones el amor a la Patria y la vocación de engrandecerla a que ya se hizo referencia.

9. La usurpación de Malvinas (incluyendo Georgias del Sur y Sándwich del Sur) es una situación que no se resuelve sino por la devolución de las islas a la Argentina.

La usurpación de Malvinas, consumada en 1833, lleva más de ciento cincuenta años. En ese largo período la Argentina jamás cedió en su constante reclamo y en su reivindicación. La historia registra pocos casos en los que Gran Bretaña no haya podido arrancar al país víctima de una usurpación, un tratado internacional a través del cual se consagre el reconocimiento del despojo. La Argentina jamás firmó un papel donde se reconozca el más mínimo derecho británico sobre las islas en cuestión. Pero, a partir de 1989, el gobierno de Londres logró en su favor casi los mismos resultados que hubiera obtenido de un tratado que reconociera sus derechos. Nunca, hasta ese año, la Argentina había hecho una sola concesión a la posición británica por la disputa de la soberanía. Ya se verá a lo largo de estas páginas cómo el conjunto de concesiones efectuadas en favor del Reino Unido en los últimos años no derivó en ninguna ventaja para la posición argentina. Y ello es así porque en ningún caso se trató el tema esencial que nos separa de Gran Bretaña, que es la usurpación de las islas. De todas las islas, incluyendo no solo las Malvinas sino también las Georgias del Sur y Sandwich del Sur.

Luego de 1989 se habla de mejora en las relaciones internacionales. Se han reanudado las relaciones consulares y luego las diplomáticas. Se comercia sin restricciones aparentes, pero persisten varias impuestas por Gran Bretaña. Hay intercambios culturales, de estudios pesqueros, hasta buenas relaciones entre las fuerzas armadas. Sin embargo, continúa la actitud británica de oposición a cualquier tipo de reequipamiento militar por parte de nuestro país, porque el gobierno de Londres sabe bien que no puede esperar la conformidad argentina mientras subsista la usurpación. Sabe que en nuestro país podrá haber circunstancialmente gobiernos débiles, equivocados y, hasta en el extremo, alguno donde haya funcionarios que traicionen los intereses argentinos. Pero sabe también que, si no nos devuelve las islas, alguna vez aparecerá un gobierno que actúe vigorosamente en consecuencia con nuestras reclamaciones. Y sabe que ese día se enfrentará, inexorablemente, con una delicada situación internacional. Por eso quieren una Argentina incapaz de reaccionar.

Se dice que, como consecuencia de la mejoría en las relaciones mutuas, hay ahora un elevado grado de confianza entre ambos países. Se dice que los isleños se están acercando a nosotros y que, poco a poco, su posición es menos intransigente. Pero el gobierno británico no ignora que cualquiera sea la actitud de algunos círculos de poder o de influencia, la espina de la usurpación irrita a los argentinos cabales.

Nuestros funcionarios no se cansan de afirmar que la Argentina sólo recurrirá a la negociación diplomática para recuperar las islas, renunciando así a toda otra vía. Pero los británicos no creen semejante afirmación, resultándoles inconcebible que un país restrinja sin contrapartida sus posibilidades de acción. Saben, y tienen esto bien asumido, que mientras mantengan la usurpación deberán mantener una vigilia permanente.

Por lo menos desde 1975 Gran Bretaña se niega a encarar con seriedad una negociación por la soberanía sobre Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur. En todos esos años ha simulado una actitud negociadora con el solo propósito de prolongar la situación. Además tiene conciencia, y ello se verá en el Capítulo V que, en tanto mantenga vigente su usurpación, no puede negociar indefinidamente ni negarse a negociar, también indefinidamente, sin mantener a la vez un considerable aparato defensivo. Y sabe que si negocia con seriedad, tendrá que terminar reconociendo nuestros derechos soberanos sobre las islas. Porque si no lo hace, el problema seguirá constituyendo, indefinidamente, un conflicto potencial.


*** Büsser, Carlos. A.: Malvinas, conflicto vigente. Bs. As., Vórtice, 1999, Cap. I, pp. 15 – 28.

Lo que no te cuentan de Malvinas.



No es ni el mejor ni el único video sobre el tema, pero puede resultar útil e interesante.

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martes, febrero 21

Seca, peste, guerra y hambre.



Seca, peste, guerra y hambre
tenemos en lo presente
y una vida impenitente
con el descaro más grande.

La conciencia se acabó,
la caridad se ha perdido,
ya está en el mayor olvido
el santo temor de Dios.
Es preciso que el rigor
a nuestra dureza ablande,
pues es justo que nos mande
castigo de cuando en cuando,
como que ya está mandando
seca, peste, guerra y hambre.

Reinando está la codicia,
el lujo y la vanidad,
y la más dura impiedad
con su hermana la malicia.
Aquí corre la impudicia,
la murmuración frecuente,
y de todo esto la fuente
es el ocio y el engaño,
y, por eso, el mayor daño
tenemos en lo presente.

La mala fe con el vicio
parece que han hecho alianza,
porque corre la venganza
en lamentable desquicio.
¡Oh que olvidado está el juicio
de ese Dios omnipotente!
Si nos llama derrepente
¿qué podremos alegar,
si es tanta nuestra maldad
y una vida impenitente?

Presto se pedirá cuenta
al que sabe y al que ignora,
porque en los tiempos de ahora
servir a Dios es afrenta.
Aquí su poder ostenta
el mundo, demonio y carne,
haciendo el mayor alarde
despreciamos entre tanto
a ese Dios inmenso y santo
con el descaro más grande.




*** de los papeles de don Isidro Alderete Norry.

Tomado de don Alfonso Carrizo y uno de sus libros (no me acuerdo cuál), sepa buscarlo el lector.

El Magisterio de Pío XI y la crisis financiera.



Por  Gustavo Urdiales *

El Nacimiento de la Banca Moderna.

Para iniciar el desarrollo de este punto será conveniente recordar que dinero es todo elemento que se utiliza y es aceptado, normalmente, como medio de pago. En esta definición se pueden incluir tanto las monedas metálicas, los billetes, como letras de cambio, pagarés, cheques, acciones al portador, transferencias bancarias, etc.

En el medioevo, las necesidades comerciales implicaron la creación de nuevos instrumentos mercantiles, siendo uno de ellos la moneda fiduciaria. El término fiduciario deriva del término latino, “fides”, es decir, confianza. También se suele conocer a este tipo de moneda como representativa o convertible.

Visto que una de las especies de la moneda podían ser los certificados que los banqueros emitían sobre los depósitos de los ahorristas, y en la medida en que la firma del banquero era considerada debidamente solvente, estos certificados comenzaron a circular y ser libremente aceptados, cumpliendo con uno de los requisitos que debía tener cualquier elemento que funcionara como medio de pago.

En beneficio de esta práctica, se encontraba la versatilidad que significaba la transmisibilidad de tales papeles y la seguridad de no tener que movilizar las monedas de oro y plata, difíciles de portar en grandes cantidades en razón de su volumen. El incremento del intercambio comercial al que hicimos referencia, dio impulso a este tipo de medio de intercambio, haciéndolo de aceptación generalizada. En la medida en que los emisores de dichos títulos gozaran de confianza comercial no era demasiado frecuente que quienes poseyeran tales certificados, pasaran por el banco a solicitar que los mismos fueran redimidos por el banquero depositante.

Muy por el contrario, en general, se prefería que dicho trámite lo efectuara otro, normalmente alguno de los proveedores del comerciante en cuestión al que se le entregaba tal certificado. No difiere el mecanismo descripto con la suerte que corren los cheques emitidos al portador en los sistemas bancarios actuales.

Durante dicho periodo, estos banqueros privados se limitaron a emitir billetes representativos de la moneda metálica, depositada en sus cajas fuertes, en la medida estricta en que recibían tales depósitos de manos de su clientela. No pasó mucho tiempo para que los pioneros de la banca moderna se dieran cuenta de un fenómeno que permitiría un cambio que se convertiría en revolucionario.

De la observación sistemática de sus registros contables, constataron que difícilmente del total de los depósitos recibidos los tenedores de los títulos representativos retiraran en forma conjunta un porcentaje mayor al diez por ciento de las monedas de oro o plata dejadas a su resguardo. Lo que para nosotros parece en principio otro de esos tediosos datos estadísticos con los que nos suele abrumar la modernidad, fue para los aprendices de banqueros la base de un negocio colosal.

Para explicar tal negocio tratemos de pensar como estos banqueros. Tenemos en depósito cien monedas de oro, por las que se han emitido, por las que se han emitido cien títulos representativos de dichas monedas. En promedio nunca se sacan más que diez monedas de oro. Es decir, algunos retiran parte de esas monedas, otros depositan y reciben a cambio dichos certificados, así, sin solución de continuidad. Es decir que la mayor parte de los depósitos duermen tranquilamente en manos de los depositarios.

Así planteado el asunto, era una tentación irresistible emitir títulos sobre las noventa monedas restantes de modo tal que, teniendo el banquero en sus arcas cien monedas y procediendo a emitir títulos por novecientos, se logra cubrir la suma que normalmente se les reclama. En otras palabras, tiene cien monedas guardadas y mil títulos emitidos contra  tales monedas. Se logra así mantener la proporción mínima establecida del 10 por ciento de respaldo.

Ahora cabe preguntarse qué hicieron con esos títulos emitidos sin respaldo, que no corresponden a ningún depósito real. Muy sencillo, los prestaron a interés. La nueva operatoria sólo suponía algún riesgo, si todos los tenedores de certificados se presentaban en forma conjunta a retirar el dinero metálico. La experiencia indicaba que eso sólo acontecía si se producían circunstancias especiales como guerras, catástrofes naturales, o alguna conmoción interna. En la medida en que tales hechos pudieran preverse, los banqueros se cubrían en salud, reclamando a los tomadores de sus préstamos las sumas adeudadas, que tenían que ser devueltas en metálico.

 A los efectos de dejar en claro cómo se cierra el circuito, los tomadores de los préstamos efectuados por el banquero los cancelaban en metálico, los titulares de los certificados procedían a retirar las monedas inicialmente depositadas. Los otros tenedores de los certificados emitidos sin respaldo, podían efectivizarlos de la misma forma, sin sobresaltos, ya que el banquero había cobrado los préstamos realizados contra tales títulos. Cerrado este circuito, parecía que todo volvía a estar como era al principio. Pero esta apreciación es insuficiente, ya que el banquero llenó sus bolsillos, cobrando suculentas sumas, en concepto de interés por los préstamos otorgados.

Cabe preguntarse qué acontecía si el banquero no lograba cerrar el circuito. Una pronta bancarrota, y quizás el linchamiento de aquél, terminarían la historia.
Desde ya que la operatoria descripta chocó en un principio con un serio obstáculo. Me refiero a la prohibición existente, en esos entonces, al préstamo a interés. Pero esto es parte de otra historia…

La Reforma Protestante y la Usura.

Como anillo al dedo les vinieron a estos proto-banqueros las nuevas ideas que motorizó la denominada Reforma Protestante. El pensamiento calvinista, con su particular visión de que los logros económicos eran una forma de manifestación de la adhesión divina, propagó la vocación de lucro desmedido.

Las nuevas interpretaciones de los textos bíblicos, llevadas a cabo por los teólogos protestantes, buscaron descalificar las conclusiones del magisterio pontificio respecto de la prohibición de cobrar interés.

Esta nueva lectura del tema no tardó en volcarse en la legislación civil, y en muy poco tiempo la prohibición de cobrar  interés quedaría definitivamente en el recuerdo en las naciones protestantes.

Asimismo, la legitimación del préstamo a interés posibilitaba el perfeccionamiento de la operatoria descripta. Ahora el banquero podía ofrecer a sus depositantes un módico interés a los efectos de conseguir darle plazo cierto a las colocaciones de aquéllos. Eso posibilitaba evitar cualquier sobresalto e imprevisto.

Conclusión.

No habrá que ser demasiado avezado en materia económica para darse cuenta del notable poder expansivo que tiene el proceso de creación del dinero bancario. En poco tiempo, unos de los grandes problemas con que se encontrarían estos financistas radicaría en encontrar interesados solventes en solicitar sus préstamos. Tal demanda fue satisfecha con los requerimientos de dinero que significaron los nuevos descubrimientos geográficos y las guerras de religión. Más recientemente las nacientes republicas iberoamericanas serían fácilmente engañadas por los financistas internacionales, y no tardarían en endeudarse con dichos usureros, hipotecando en buena medida su destino histórico.

Otro corolario importante radica en el simple hecho de que la capacidad de inyectar dinero en una economía determinada y también de retirar el mismo, casi a voluntad, implica la facultad de generar periodos de expansión –y, por consiguiente- retracción de la economía en cuestión.

Todo esto nos fue advertido por el Magisterio Pontificio en la inmortal Encíclica “Quadragesimo Anno”, en la cual su Santidad Pío XI nos dice:

“Primeramente, salta a la vista que en nuestros tiempos no se acumulan solamente riquezas, sino que también se crean enormes poderes y una prepotencia económica despótica en manos de muy pocos. Muchas veces no son éstos ni dueños siquiera, sino sólo depositarios y administradores, que rigen el capital a su voluntad y arbitrio. Su poderío llega a hacerse despótico como ningún otro, cuando, dueños absolutos del dinero, gobiernan el crédito y lo distribuyen a su gusto; diríase que administran la sangre de la cual vive toda la economía, y que de tal modo tienen en su mano, por decirlo así, el alma de la vida económica, que nadie podría respirar contra su voluntad. Esta acumulación de poder y de recursos, nota casi característica de la economía contemporánea, es el fruto que naturalmente produjo la libertad ilimitada de los competidores, que sólo dejó supervivientes a los más poderosos, esto es, con frecuencia, a los más violentos en la lucha y a los que menos atienden a su conciencia. A su vez, esta concentración de riquezas y de fuerzas produce tres clases de lucha por el predominio: primero, se combate por la hegemonía económica; luego se inicia una fiera batalla para obtener el predominio sobre el poder público, y consiguientemente poder abusar de su fuerza e influencia en los conflictos económicos; finalmente, se entabla el combate en el campo internacional, en el que luchan los Estados pretendiendo usar la fuerza y poder político para favorecer las utilidades económicas de sus respectivos súbditos, o, por lo contrario, haciendo que las fuerzas y el poder económico sean los que resuelvan las controversias políticas originadas entre las naciones”.

* En: Revista Cabildo, Bs. As., Nº 78, Nov. Dic de 2008, pp. 10 – 11-