Dos puebladas contra Mons. Angelelli (13 de junio y 29 de julio de 1973).
En: Revista Cabildo,
Buenos Aires, Año 1, Número 8, 6 de diciembre de 1973, páginas 27 – 29.
Este
artículo, que tiene como protagonistas principales a los feligreses de los
pueblos de La Costa pertenecientes a la parroquia y departamento de Castro
Barro (La Rioja), y cuyos hechos centrales se han producido el 13 de junio de
este mismo año (festividad de San Antonio de Padua, patrono de la parroquia y
de su sede en Anillaco), lleva como fin demostrar cómo algunos que se dicen
sacerdotes”, y que señalan a todos los que no se hacen eco de su ideología como
explotadores, opresores, imperialistas, burgueses, etc., son marxistas, aunque
lleven la vestimenta de –y hayan sido consagrados- sacerdotes.
Los
hechos más abajo narrados, nos harán ver claramente que cuando alguien acusa a
estos “sacerdotes” de marxistas (o comunistas, como suelen llamarlos en los pueblos
del interior) corren a buscar el versículo de la Biblia, la palabra “salvadora”
de los Santos Evangelios – lógicamente sacada fuera de contexto- con lo cual
tratan de confundir al que los pone en
descubierto.
Antes
de comenzar con los acontecimientos acaecidos el día 13 de junio, día del
ANILLACAZO (ya que están de moda los AZOS) o LA COSTALADA, debemos hacer una
breve introducción al tema.
El
Obispo de La Rioja, Angelelli (“fundador” de la Nueva Iglesia Riojana y más
conocido por Satanelli en esa provincia), se ha caracterizado por traer a su
zona de pastoral a cuanto sacerdote expulsado de otra diócesis ande suelto en la Argentina; quien además
cuenta con los servicios del conocidísimo sacerdote Arturo Paoli (marxista que
cuando viene a Buenos Aires –en época de veraneo- disfruta de una fastuosa
residencia con pileta de natación, en la zona residencial de Vicente López).
Este “equipo de expertos” ha ido ocupando todas las parroquias claves de la
diócesis de La Rioja, exceptuando Tama, donde está el Padre Goldbach, y Anillaco,
donde está el Padre Virgilio Ferreira desde hace más de 45 años.
Aprovechando
la enfermedad del Padre Ferreira que lo obliga
a trasladarse a La Rioja, “el equipo sataneliano” decide enviar a los
pueblos de La Costa algunos de su miembros para concientizar a los vecinos. Pero se encontraron que su prédica no
hacía carne en los pobladores de esa zona riojana; feligreses no acostumbrados
a escuchar que “la Iglesia debe abrazarse con
Freud y Marx”, “el sacerdocio en todos sus niveles está ligado a
estructuras perimidas”, “no se debe temer echar mano, si es necesario, a la
violencia”… Esta era la situación cuando se precipita el ANILLACAZO.
El Anillacazo.
Desde
horas tempranas, más de un millar de personas venidas de todos los pueblos de
La Costa, se habían congregado frente al templo de Anillaco con el fin de
solicitar el alejamiento del lugar del Obispo Angelelli y la comitiva compuesta
por diez sacerdotes y cinco religiosas (entre otros Jorge Danielián, Antonio
Puigjané, Marcelo Laffage, Arturo Pinto, Fabricio Sigampa, Julio Guzmán, Ana
María Alchalel, Teresa Rasilla, Mariana de la Merced, y dos o tres laicos).
Los
fieles exigían con humildad y firmeza que el Obispo Angelelli y sus “barbudos”,
cuya prédica no estaba de acuerdo con lo enseñado por el Magisterio de la
Iglesia, se alejaran inmediatamente del lugar y asimismo, deseaban que el Padre
Ferreira fuera repuesto al frente de su parroquia, para él presidiera las
fiestas patronales.
Alrededor
de las 10hs el Padre Ferreira apareció en la puerta del templo, y en ese
instante, los feligreses congregados frente al mismo se postraron de rodillas y
le pidieron su bendición, demostrando quién era el verdadero pastor.
Hasta
ese momento Angelelli y su comitiva habían dado señal de su presencia
clausurando el acceso al templo. Esto tuvo como réplica que los fieles se
decidieran a realizar una procesión alrededor de la plaza de Anillaco, en señal
de adhesión al Padre Ferreira.
Llegado
a ese extremo, los feligreses comenzaron a solicitar nuevamente que Angelelli y
“los barbudos” se fueran del pueblo. Un altavoz –enclavado frente al templo-
reproducía mensajes como estos: … “el pueblo de La Costa no propicia la
violencia, pero tampoco merece la violencia, ni agravios. Y es violencia y es
agravio ocupar el templo e impedirle realizar la fiesta de su Santo Patrono.
Que quienes ocupan el templo lo desocupen, y dejen que el pueblo de Dios sin
interferencias extrañas goce de justicia y paz”…
Alrededor
del mediodía, la totalidad de los fieles –congregados frente al templo y a la
espera de una iniciativa por parte del “grupo sataneliano”- irrumpió dentro de
la Iglesia y la casa parroquial. En la ocasión, y en nombre de todos los allí
reunidos, una persona se dirigió al Obispo Angelelli diciéndole: … “lo que Ud.
está predicando no está acorde con nuestra fe, y pedimos que se vayan del
departamento quienes han introducido en nuestra Iglesia ideologías foráneas”, a
lo que Angelelli respondió: … “Dios quiera que el Señor los bendiga, pero
también Dios quiera que caiga la maldición sobre los responsables de este
acto”, respondiendo su interlocutor que “no tenemos miedo a maldiciones ni a
ninguna amenaza porque estamos seguros que estamos defendiendo la verdadera
fe”…
Para
demostrar la verdadera careta de estos sacerdotes, falta decir que el Obispo
Angelelli pidió al comisario Barros que reprimiera a los fieles. Ante semejante
pedido, Barros le contestó que había una directiva del Ministerio del Interior
para que no se repriman las manifestaciones populares y que su misión en el
lugar era proteger la integridad física del Obispo y su séquito. Por cierto que
quienes escucharon al Obispo pedir a la policía la represión de sus propios
fieles, no pudieron dejar de recordar que hace poco tiempo el mismo prelado
pretendió efectuar un Encuentro extra de San Nicolás y el Niño Alcalde, con el
más rotundo fracaso, para condenar la represión de que habían sido objeto dos
de sus curas –acusados de terroristas- (El Sol de la Rioja, 22/6/73).
Viendo
el cariz que tomaban los acontecimientos, el Obispo y su séquito abandonaron el
pueblo entre vivas al Padre Ferreira y la Iglesia y “que se vayan los
barbudos”. Pero antes de retirarse dejó un decreto sin fecha (manuscrito) en
cual establece una serie de medidas lesivas contra los pobladores de La Costa,
de las cuales se pueden tomar dos para reflexionar:
…
“a) disponer que en ningún templo de La Costa se realicen actos litúrgicos
hasta nueva disposición;
b)
ordenar que todo sacerdote que no cuente con expresa autorización del Obispo e
incumpliere lo enunciado en el punto anterior, queda suspendido ipso facto…”
Reflexionemos: ¿a qué sacerdotes se refiere? ¿a los que son expulsados de otras
diócesis por estar en contra de la Iglesia en su prédica diaria y que él se
encarga de “recoger en su regazo” con tanto cuidado? ¿a los concientizadores de religiosos y
religiosas, que han provocado una impresionante deserción de conventos,
colegios, etc.? ¿cuál es su intención al privar de asistencia espiritual a 10
poblaciones íntegras?
Antes
de retirarse el “equipo sataneliano”, uno de ellos (Padre Sigampa), y ante la
mirada incrédula y atónita de los fieles, se apoderó del copón perteneciente al
templo de Anillaco y lo trasladó a Aimogasta.
El grupo de
“Privilegiados”.
Después
de la ida de Angelelli, el Padre Ferreira fue repuesto en su curato, lo cual
agradeció con palabras emocionadas (términos que por razón de espacio no
transcribimos).
A
partir de ese mismo día comienzan a llegar adhesiones a Anillaco; entre otras,
el 16 de junio, la de la Junta Provincial del Movimiento Nacionalista de La
Rioja, que emite un comunicado en relación con los sucesos de violencia que se suceden en el país, y menciona los
hechos ocurridos en Anillaco, apoyando lo actuado y pidiendo “que reflexione el
Ordinario local y los curas que lo secundan de que con el pueblo riojano no se
juega”.
El
20 de junio Angelelli emite un decreto que entre sus considerandos dice: “… que
el pueblo (de La Costa) fue utilizado y presionado deslealmente por un grupo…
que este mismo grupo excitó al pueblo contra su Obispo sin otro fin que el
mantenimiento de sus privilegios…” y que por ello declara incurso en entredicho
personal a: Simón Navarro (“privilegiado empleado” que atiende un surtidor de
nafta), César Menen (agricultor), Fiori Cecane (“privilegiado” empleado
agrario), Dr. Páez (médico jubilado), Amado Menen (comerciante), José A. Lucero
(profesor), Carlos Orellana (consejal justicialista), Manuel Menen (comerciante),
Juan F. Del Moral (preside la Cooperativa El Velazco), Pastor Ávila (de La
Rioja; no estuvo en Anillaco pero igual fue sancionado), Luis M. De la Fuente
(profesor, ha presidido el Movimiento Familiar Cristiano antes que éste fuera
disuelto por Angelelli, actualmente preside el Movimiento Católico Seglar de
Formación y Apostolado), Juan Cisterna (jefe del Correo de Anillaco) y Manuel
Yañez (agricultor).
A
todos estos privilegiados, Angelelli les avisó que: … “no podrán asistir a los
divinos oficios, ni recibir los Sacramentos o Sacramentales, y quedan privados
de la sepultura eclesiástica…”
¿Progresismo =
Terrorismo?
Hay
que agregar que luego de estos acontecimientos, la Madre Superiora del Colegio
Sagrado Corazón de Jesús solicitó a la señora G. E. Soria de De la Fuente, que
presentara su renuncia al cargo por haber participado su esposo de manera
notoria en el ANILLACAZO.
Es
de destacar que las pertenencias de los capuchinos Danielián y Puigjané –que
fueron retiradas de la casa parroquial de Anillaco días después de los
acontecimientos narrados- consistían en equipos electrónicos, grabadores
(¿serían para aplicar las teorías de Paulo Freire de “lavado de cerebro”?),
ropa de alta montaña, documentación, cartas, mochilas, etc. valuadas (según un
testigo presencial) en unos 9 millones de pesos viejos. ¡Pensar que uno de sus
votos es de pobreza!
El
domingo 17 de junio, a la vez que se realizaban las fiestas patronales de San
Antonio con la asistencia de más de un millar y medio de personas, Angelelli en
la misa que celebra por L. V. 14 decía entre otras cosas: “… Hermanos costeños,
dos sacerdotes, los padres Jorge (Danielián) y Antonio (Puigjané) que han
dejado familia y amigos, se han realizado entre ustedes para servirlos y estar
junto al Padre Virgilio para ayudarle, lo sucedido el día de San Antonio me
exige reparar públicamente esta injusticia, agravio que se les ha hecho al
decirles que se vayan. Por eso les encomendé la predicación de la Novena de San
Nicolás, aquí en la Catedral. Como gesto de acogida fraternal, como reparación
de la diócesis…”
Después
de esto se produjeron otros incidentes de menor importancia, hasta que el
domingo 29 de julio ante una homilía altamente provocativa de Angelelli, y con
el agravante de que dos de las monjas expulsadas (A. M. Aichalel y T. Rasilla)
por disposición del Obispo, pretenden radicarse en los pueblos de La Costa, se
produce el AMINGAZO.
Al
saber que ambas monjas habían llegado a Aminga, en menos de media hora se
agolparon frente a la casa de las mismas más de trescientas personas que pedían
de viva voz que se fueran del pueblo. Como les respondiera el silencio, algunos
vecinos procedieron a ocupar la casa, mientras otros se dirigían en su búsqueda
al edificio ocupado por CODETRAL (Cooperativa de Trabajadores Rurales
Amingüeños).
Detengámonos
un momento en saber qué es o qué era CODETRAL. Digo era, porque el 22 de agosto
la Cámara de Diputados de la Rioja sancionó la ley 3228 de parcelamiento del
latifundio Azzalini, que abarca 116 has. y 37 inmuebles, y con ello terminó con
el deseo de una experiencia de granja colectiva, al estilo soviético en la
Argentina.
CODETRAL,
era una cooperativa creada por el “grupo sataneliano” para trabajar las tierras
de la sucesión Azzalini, y al frente de la misma estaban los Sres. Siffe y De
Marco. Pero nunca hicieron nada de esto.
Volvamos
al hilo de la narración. A los vecinos agolpados frente al edificio de
CODETRAL, también les respondió el silencio. Ante esto, penetraron a la casa
donde se incautaron de todos los elementos existentes, como ya –otro grupo-
había hecho en la casa de las monjas asuncionistas.
Las
personas que penetraron al local de CODETRAL, se llevaron una gran sorpresa. No
había ni un solo elemento o herramienta utilizable en tareas agrícolas, pero
sí: a) un mimeógrafo, máquinas de escribir, un proyector de diapositivas, un
proyector de películas sonoras (valuado todo esto en varios millones de pesos);
b) explosivos, distribuidos en dos bolsas y en un envase de hojalata; c) gran
cantidad de caños de unos 30 cm. y mechas; d) varios pasajes vía aérea a nombre
de uno de los directivos de CODETRAL y con destino a varios países de Europa
(todos esos viajes habían sido realizados aproximadamente en tres meses, y el
costo total de los mismos era de unos 50 millones de pesos moneda nacional); e)
abundante material ideológico marxista; f) correspondencia mantenida entre
Siffe y De Marco con varios países europeos. En una de esas cartas, el
remitente pregunta: “Si al fin los padres Antonio y Jorge han podido sacar al
cura viejo…” (no hay ninguna duda que se refiere al Padre Ferreira); etc.. etc.
Asimismo,
extraoficialmente se menciona que entre el numeroso material secuestrado figuraría una planilla contable, en la que
están asentadas diversas sumas de dinero recibidas del exterior, principalmente
dólares y marcos alemanes. Una de las sumas anotadas es de 40.000 marcos
alemanes, que en pesos viejos representa la friolera de 160 millones. ¡Viva los
católicos alemanes, que nos financian nuestros satanellis!
Además,
entre el material y documentación retirados de la casa de las monjas, los
vecinos encontraron unos extraños sobrecitos (alrededor de 50) que contenían un
polvito blanco. Hay que ser demasiado bobalicón, para no sospechar lo que puede
ser.
Después
de esto, hay que preguntarse: ¿qué pensaba hacer Angelelli con la gente de
CODETRAL? ¿no será una pantalla detrás de la cual se esconde algo terrible?
¿cuál era la razón de los viajes tan seguidos a Europa? ¿Angelelli y Paoli con
quién están vinculados? La única respuesta –rápida y coherente- es que CODETRAL
está vinculado a organizaciones extremistas marxistas internacionales. Esto lo
confirmaría –además de los elementos hallados- el quincenario NUEVA HORA
(Partido Comunista Revolucionario) que en su N° 123, correspondiente a la segunda
quincena de agosto de este año publica un artículo titulado: LA RIOJA LUCHA
(firmado por Esteban Rubín) en el cual se elogia la labor (sic) de Angelelli y
CODETRAL.
No
debemos dejar de mencionar que el 13 de agosto, el “Papa negro” Arrupe visitó
La Rioja, apoyando totalmente “la labor realizada” por Angelelli, y además dijo
que “apoyar al Obispo significa estar con la Iglesia” (?) ¡Qué extraña
influencia la de los jesuitas Di Nillo, Ramos, Hueyo y Aguedo Pucheta!
A
semejante intromisión jesuítica vino a sumársele la del enviado pontificio,
monseñor Zaspe, quien tras una desafortunada y muy ruidosa gestión en la tierra
de Facundo debió meter violín en bolsa y dar por terminado su fugaz viaje. Es
que en el Vaticano soplan huracanados vientos de “renovación”, los cuales,
demás está decirlo, no son del agrado de los fieles anillaquenses.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Estimados lectores: No estoy obligado a responder, pero haré el esfuerzo a la brevedad.