Datos de contacto.

Envíame tus comentarios o colaboraciones. Escríbeme un correo: renegau.renegau@gmail.com

domingo, mayo 16

Al puto, puto.



Es recomendable para las sociedades de lengua castellana que legislen estas uniones contra natura en un capítulo aparte bajo el título de “Casamiento de Maricones y Tortilleras”, claro está que agregándoles a cada unos de estos sustantivos la leyenda, entre paréntesis: “entre sí”, para que un desavisado no crea que los maricones se deben casar con tortilleras y viceversa, aunque muchas veces esto suceda.


Nuestra cervantina lengua sufre continuas distorsiones por parte de la prensa que utiliza neologismos y anglicismos no aceptados por la Real Academia Española y por lo tanto no incorporados a su Diccionario. Esto es muy común en nuestra Argentina y se da también en la propia España. Uno de los problemas lingüísticos emblemáticos es la habitual utilización de las palabras “gay” o “gai” para designar a los individuos que desarrollan aberrantes y perversas uniones sexuales con personas de su mismo sexo.


Estos envilecidos practicantes del sexo contra natura tienen en nuestro rico y desarrollado idioma, el mas rico del mundo, términos que van desde los neutros “homosexual” e “invertido” y los mas precisos de “sodomita” (de inspiración bíblica”) y “lesbiana” (utilizado desde Grecia hasta nuestros días) hasta los mas castizos y por eso más nuestros y más castellanos de “maricón” y “tortillera” para referirse unívocamente a los pervertidos de sexo masculino y femenino respectivamente. Sobre estos dos descriptivos términos el diccionario de la R.A.E. consigna: “Maricón: m. fig. y fam. Hombre afeminado, marica Ú.t.c. adj. / 2. Invertido, sodomita” “Tortillera: f. despec. vulg. Lesbiana. / 2. Mujer homosexual”.


Por lo expuesto surge indubitablemente que los términos de nuestro idioma que mejor describen las conductas sexuales desviadas y que además son los únicos exclusivos de origen propio y se gestaron con el propio castellano son el de “maricón” y “tortillera”, con preferencia a los otros consignados. Con relación a los barbarismos “gay” o “gai” su utilización debe ser totalmente desterrada ya que estos anglicismos no tienen reconocimiento académico. Es recomendable para las sociedades de lengua castellana que legislen estas uniones contra natura en un capítulo aparte bajo el título de “Casamiento de Maricones y Tortilleras”, claro está que agregándoles a cada unos de estos sustantivos la leyenda, entre paréntesis: “entre sí”, para que un desavisado no crea que los maricones se deben casar con tortilleras y viceversa, aunque muchas veces esto suceda.


Fernando Ares

(tomado de: Revista Cabildo Nº 40, Octubre de 2004, pág. 14; título original: “Hablemos culto”).


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Estimados lectores: No estoy obligado a responder, pero haré el esfuerzo a la brevedad.