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viernes, abril 12

Unidos y organizados, por la perversión del marxismo.




por el P. Julio Meinvielle ***

“El comunismo penetrando en un pueblo como una ideología, no se detiene. Disgrega, disocia, divide a las fuerzas sociales, lucha por la toma del poder. Cuando se ha sembrado la división y la anarquía social, el comunismo, con un golpe definitivo, se apodera del gobierno y somete a la sociedad a una gran purga transformadora, creando al hombre nuevo comunista, que es un hombre destrozado, sólo útil para ser manejado como un animal de carga.

Aquí radica la perversión del marxismo. Que, al pervertir el fin de la existencia humana, asignándole un fin diametralmente opuesto al que le ha asignado el Creador, pervierte todo el hombre, todas las relaciones sociales y crea una civilización destructiva del hombre. El hombre total comunista es un hombre degradado y mutilado, que apenas se mantiene por el terror.

Por ello es necesario y urgente que el hombre vuelva a la civilización cristiana y que dé el primer lugar a los valores de la Iglesia, de Cristo y de Dios.”

*** “El comunismo en la Revolución Anticristiana

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