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martes, julio 5

Notas sobre la rebelión restauradora. (Introducción)

*** Rebelión restauradora: Expresión del Cardenal Ratzinger a los Obispos de Chile, 13 de julio de 1988.



por el Acólito suplente


Algunos amigos me solicitan constantemente explicaciones sobre nuestra defensa de la Misa Tradicional, de Mons. Lefebvre y la Fraternidad San Pío X y otros temas conectados. 

Ciertamente el fenómeno encuentra cada año nuevos interesados, cosa que habla de su vigencia. Por lo tanto, he pensado en la posibilidad de sistematizar algunas explicaciones que pueden contribuir a encuadrar el tema en sus justos términos, así como traer  luz en la confusión generada especialmente por los sectores progresistas y neoconservadores de la Iglesia, que por no plantear bien el problema, terminan deformándolo.

Para comenzar debemos decir que el tema en cuestión debe plantearse en distintos niveles, muchos de los cuáles exceden los límites de este trabajo. Una simple enunciación nos llevaría a proponer:

a. Un nivel teológico.
b. Un nivel histórico.
c. Un nivel jurídico.
d. Un nivel litúrgico.

En el primer nivel, que claramente supera al trabajo del historiador, es necesario definir la importancia de los temas que nos ocupan desde la doctrina y la mirada sobrenatural. Nos referimos concretamente al valor de la Santa Misa y su importancia para la vida del catolicismo. 

No tiene sentido elaborar una explicación de los otros niveles a una persona que desconoce estos temas, mucho menos si no tiene fe. Hacemos esta advertencia en un doble sentido, el primero, para avisar que nosotros suponemos que estos temas están incorporados en el acervo de quién esto lee. Si no lo está, antes que andar curioseando en temas como el indulto de 1984 o de la sucesión de los abades del Barroux, conviene ponerse a estudiar el Catecismo y un buen manual de teología. 

Además, advertimos también la inutilidad de ponerse a discutir sobre estos temas, y sobre todo, reprender o reconvenir con dureza a personas que no tienen fe o su fe se visto oscurecida por la mentalidad herética o revolucionaria. Dígase lo mismo para un simple fiel que para un obispo. Si no tienen fe en la Santa Misa o los sacramentos, con mucha caridad, hay que comenzar por allí nuestro apostolado de misericordia...

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