Datos de contacto.

Envíame tus comentarios o colaboraciones. Escríbeme un correo: renegau.renegau@gmail.com

viernes, abril 22

Viernes Santo.




Oración “En Ego”, a Jesús Crucificado. ***




 *** (Pío IX, adhiriéndose a los decretos de los Soberanos Pontífices Clemente VIII, Benedicto XIV, Pío VII y León XII, concedió a los que rezaren esta oración indulgencia plenaria, a condición de que lo hagan devotamente delante de un crucifijo, en cualquier forma que sea, verdaderamente arrepentidos, previa Confesión y Comunión, y orando por algún espacio de tiempo según la mente de Su Santidad (31 de junio de 1858).

martes, abril 12

El Fanatismo.



“¿Qué es el fanatismo? El fanatismo consiste en poner arriba de todo los valores religiosos –lo cuál está bien- y después suprimir o despreciar todos los otros valores, lo cuál está mal. Los valores religiosos son ciertamente los más altos de todos, son la cúspide; la cúspide tiene que estar sustentada por la falda. Si Ud. se sube a la cúspide y después retira la falda, se cae Ud. y la cúspide; y ésta deja de ser cúspide. El fanático es muy religioso o cree serlo; pero da en despreciar todo el resto, la ciencia, el arte, la nobleza e incluso las virtudes naturales, el talento, el genio, el espíritu de empresa. Su religión se desboca, como si dijéramos. Hay religiosos que son buenos religiosos (o lo creen) y desprecian a medio mundo; desprecian, por ejemplo, a las otras Órdenes religiosas o a los casados, desprecian el Matrimonio. Son fanáticos.”

Padre Leonardo Castellani

“El fanatismo es la incapacidad de concebir seriamente la alternativa de una proposición. No tiene nada que ver con la creencia en la proposición misma. Un hombre puede estar suficientemente seguro de algo cómo para dejarse quemar por ello, o para dar guerra a todo el mundo, y sin embargo no estar ni un milímetro más cerca de ser fanático.  Es fanático solamente cuando no puede comprender que su dogma es un dogma, aunque sea verdad. No es fanatismo –por ejemplo- tratar al Corán como sobrenatural. Pero es fanatismo tratar al Corán como natural, como evidente para cualquiera y común a todos”.

“La verdadera liberalidad, en resumen, consiste en ser capaz de imaginarse al enemigo. El hombre libre no es aquél que piensa que todas las opiniones son igualmente verdaderas o falsas: eso no es libertad, sino debilidad mental. El hombre libre es aquél que ve los errores con la misma claridad con que ve la verdad”.

“El fanatismo es la incapacidad de una mente para imaginarse otra mente. El fanático está entre los más pobres de los hijos de los hombres. Tiene un solo universo. Todos, por cierto, deben ver un cosmos como el verdadero; pero él no puede ver ningún otro cosmos, ni siquiera como una hipótesis”.

G. K. Chesterton

Tomado de: CASTELLANI, Leonardo: Domingueras Prédicas, Tomo I, Sermón para el Domingo I de Pasión.

Vuelos de la muerte: ¿no estaba todo probado?


Diario Crónica



Un fiscal federal pidió a la Justicia que declare en un pronunciamento la existencia de esos viajes asesinos en los que se arrojaban a prisioneros a las aguas, en el Proceso.

El fiscal federal Federico Delgado tiene “probado” que desde la base aérea de Palomar partían “vuelos de la muerte” desde los cuales se arrojaban prisioneros a las aguas durante la última dictadura militar y le pidió al juez Daniel Rafecas que así lo declare en un pronunciamiento judicial.

Mediante un dictamen de más de cuarenta carillas, que incluye anexos con datos, listados y hasta una maqueta, Delgado sostuvo que en el predio comprendido entre las calles Benjamín Matienzo, Capitán Rosales, Derqui José Rodó, el arroyo Morón y las vías del ferrocarril San Martín, operaba “el grupo de tareas denominado ‘G 100’ que materializaba la represión ilegal”.

Tras analizar el resultado de una paciente investigación de más de un año y medio, el fiscal solicitó “formalmente” al juez Rafecas que “declare judicialmente probado la existencia de los denominados ‘vuelos de la muerte’ en la Primera Brigada Aérea de Palomar y que disponga las diligencias que considere necesarias para someter esta investigación parcial y sus conclusiones al escrutinio de la sociedad civil”.

Delgado sostuvo que en esa base aérea “los ciudadanos de 18 años eran convocados al servicio militar obligatorio y eran cuidadosamente separados de la sangrienta represión que se estaba llevando a cabo. En ese sitio despegaban aviones en vuelos ‘regulares’ y de los ‘otros’. Algunos aviones partían hacia la Antártida. Otros llevaban por el país a planteles de fútbol que competían en el mundial de 1978”.

“Así como había personas privadas ilegalmente de la libertad, otras disfrutaban de las piletas, de las canchas de tenis e incluso de un frontón en el que otras personas esperaban ser ‘trasladadas’ en un avión con el preciso significado que esa palabra tenía en el plan criminal probado: la muerte”, explicó el representante del ministerio público.

En esa base aérea “convivió” un aspecto “legal del Estado con una fase criminal. Allí donde algunos conscriptos cumplían con el servicio militar, también habitaba el temido grupo de tareas ‘G 100’ que regenteaba la geográficamente cercana ‘Mansión Seré’. Donde esos mismos jóvenes pasaban sus días, había personas que ingresaban a lo que se denominó la ‘casita de la muerte’, otros eran torturados”.

Precisamente los testimonios de más de seis centenares de ex “conscriptos” que realizaron el servicio militar en esa base durante la última dictadura fueron el andamiaje en el que se basó la investigación ya que ellos advertían sobre la existencia de “vuelos” aunque ninguno pudo dar precisiones sobre tripulantes de esos aviones o víctimas que hubieren sido arrojadas a las aguas.

Ello impidió a la fiscalía efectuar imputación concreta contra ningún jefe militar ante “la imposibilidad práctica de la investigación para llegar a hechos claros y distintos pasibles de ser contrastados con la ley pena” lo que “devela un difuso resultado cuya carga moral es demasiado compleja para adjudicarla en términos unilaterales a responsables a título individual”.

Los testimonios son “menciones que carecen de la entidad necesaria como para construir una imputación, siquiera con el escaso grado de sospecha” que exigen las normas legales “al menos por ahora y carecen de esa mínima certeza porque se trata de nombres derivados de la memoria de los testigos que, a su vez, remiten a versiones que se oían en la época de los hechos y que, para colmo de males, no tienen ningún tipo de referencia espacio temporal y tampoco de alguna víctima”, añadió Delgado.

“Concretamente se podrían resumir en la siguiente fórmula ‘se decía que fulano era parte de los vuelos de la muerte’ Esas afirmaciones y otras similares se repiten en muchos casos. Por ejemplo, sobre la existencia de presos ilegales y vuelos de exterminio”, afirmó el fiscal en su extenso dictamen.

“Dicho de otro modo, adjudicar responsabilidades de ese tipo constituiría una simplificación excesiva y carente del consenso necesario para que tenga sentido la inculpación para la comunidad en la que coexistimos”, afirmó Delgado, y no ocultó su decepción ante el “fracaso” de la investigación en cuanto a la falta de imputados.

Este tramo del expediente que Rafecas lleva adelante en el marco de la “megacausa” por los delitos de lesa humanidad cometidos en la órbita del Primer Cuerpo del Ejército, se basa en una denuncia de Lorena Carla Pacino, quien refirió que su padre Carlos Pacino fue visto por última vez en el “Olimpo” antes de subir a un camión que lo condujo a la Primera Brigada Aérea de Palomar y cuyo cuerpo luego “fue hallado en la costa atlántica”.


TELAM

sábado, abril 2

No te rindas.



No te rindas.

Valió el fuego y el hielo, las noches sin descanso, los días en camino.

Valió acampar a la intemperie con la Gloria, desafiar con orgullo al prepotente, izar nuestro estandarte donde cuadra, ejercitar la hidalguía como un hábito, frente al asombro de los habituados al mal y al extravío.

Valió asistir al vuelo de los héroes; presenciar el temor del enemigo.

Valió entender que se es capaz de estar presente aunque se ciernan todos los peligros –sólo entre la nieve soberana, solo entre las rocas y entre el frío- aunque el mundo, a lo lejos, se duerma ajeno con sus propios ruidos. Podrán aventajarnos en las fuerzas, pero no en el Destino.

No te rindas.

Valió la Pascua esperando al invasor. Nunca en la Argentina de estos tiempos tuvo tanto sentido aquella nueva y eterna Resurrección de Jesucristo.

Valió consagrar a María –Madre y Reina- nuestras tierras robadas por una reina impía. Valió también,  vivir el 25 de mayo en pie de guerra. Se entendió entonces, porqué la Patria es ante todo, su Historia Verdadera, porque es la obra de la Cruz y de la Espada.

No te rindas. No olvides. No hagas fugaz lo perenne ni venzas el espíritu invencible.

Valió comprobar que existen los milagros, que la hazaña desfila todavía; que el mando es de jefes que comandan; que no puede ordenar el cobarde, ni regir el incapaz de valentía. La milicia es un don que no admite tibios. Sólo el coraje distingue y jerarquiza.

No te rindas.

Valió la Fe creciendo con los riesgos, las misas del domingo entre peleas –el sacrificio sobre el Sacrificio-; el reparar los nombres de las Islas, la amistad de un alba centinela.

Valió la sed, el hambre, la fatiga. Y sobre todo... valió la sangre y la muerte batallando. El testimonio irreversible de todos los caídos. El ejemplo para siempre de los que regresaron nunca. Porque morir en la avanzada es ser lumbre y simiente, es convertirse en promesa del Triunfo.

Por ellos y por eso, no te rindas. No acates las noticias del desbande, no escuches el silencio de los cómplices, no conciertas marchar hacia el abismo; no creas a los prometedores de éxitos que ya son fracasos. Que no te engañen con la paz sin honra, con la tranquilidad afrentosa y el reposo sin honor y sin grandeza. No existe la Argentina si existe derrumbada. No queremos la tregua del sentenciado; queremos la vigilia tensa, armada.

No te rindas ahora, Combatiente. Caballero de la Orden Redentora de la Patria Cautiva. No entregues la Esperanza. Hay que volver. Para escarmentar a los perjuros, para restablecer en todos los espacios el tiempo de la hombría, para que despunte el Nuevo Amanecer. Para ser fieles, continuar y volver...

Los enemigos internos y externos nos han tomado de rehén a la Victoria.

Antonio Caponnetto.

Te vi en una película llegada de Inglaterra...





Te vi en una película llegada de Inglaterra,
con la versión británica respecto a nuestra guerra.
No importa la película, pues haré referencia
de su extensión tan solo a una breve secuencia.

El general Menéndez (la historia ha de juzgarlo)
ya resigno su sable, sin llegar a empuñarlo.
Bajo el cielo plomizo, bajo custodia armada,
avanza una columna para ser embarcada.

Marchan nuestros soldados arrastrando las botas,
envueltos en sus mantas, masticando derrotas.
Y marchabas con ellos, en el extremo izquierdo
de una fila marchabas, según lo que recuerdo.

Caminabas a largas zancadas desparejas
y llevabas el casco metido hasta las cejas;
los dientes apretados, el ceño de tormenta,
tu bigote era hoguera despeinada y violenta.
(Bigotes colorados de bárbaro insepulto;
bigotazos propicios al alcohol y al insulto)
Caminabas con largas zancadas insolentes;
las cámaras siguieron tu paso con sus lentes.

Caminabas ajeno a tales circunstancias,
la mirada sombría perdida en las distancias.
Al frente la mirada y en los tímpanos ecos
de cien mil estampidos, repetidos y secos.

Sin embargo, de pronto, después de haber pasado
delante de las cámaras, feroz y ensimismado,
reparaste en el rol, el rol involuntario,
que protagonizabas para el bando adversario.

Desandaste lo andado y altivo, compadrón,
te plantaste delante de la televisión.
Registró el celuloide tu estampa socarrona,
con los brazos en jarras, la sonrisa burlona.

Tus bigotes de lacre, a la sombra del casco,
dibujan un visaje de humor, de bronca, de asco.
Entonces, lentamente, cincelaste en un gesto
la actitud inequívoca de quién conserva resto.

Fue el tuyo un admirable corte de manga clásico,
planetario, domestico, académico y básico.
Fue un gran corte de manga, armonioso, directo,
superlativo, homérico, delicioso, perfecto,

sublime, cosmogónico, excelso, escatológico,
musical, metafísico, ejemplar, pedagógico.
Te agradezco, soldado, tu arrebato atrevido,
aunque ignore tu nombre e ignore tu apellido.

Ni siquiera llevabas distintivo ninguno,
anónimo guerrero del sarcasmo oportuno.
Agradezco tu gesto repentino y audaz,
agradezco tu gesto patriótico y procaz.

Simbólico exabrupto, dirigido tal vez
no solo al enemigo, al vencedor inglés,
sino a la cobardía de aquel jefe prudente
que jamás ocupó su lugar en el frente;

al superior cobarde y al gobernante inepto;
al calculo fallido y al errado concepto;
al cauto periodista que retaceó su aliento;
al especulador que aprovechó el momento;

al político dúplice, al literato críptico,
al abogado cómplice, al ideólogo elíptico;
al funcionario escéptico, al mendaz catedrático,
al ámbito soviético y al mundo democrático;

al Este y al Oeste, al Imperio británico,
las Naciones Unidas y su estatuto orgánico;
a la Comunidad Mercantil Europea,
a cada voto adverso emitido en la OEA;

al modo como actuaron los norteamericanos,
a las ligas que agitan los derechos humanos.
Celebro combatiente, tu gesto simple y gráfico,
tu rotundo ademán, docente y pornográfico.

Tu gesto dirigido hacia todos los vientos,
que involucra, no obstante, opuestos sentimientos.
Pues implica un arranque de gratitud primaria
que puede establecerse por deducción contraria.

Tu repudio, en efecto, también es expresión
de afecto para quienes te dieron su adhesión.
Expresión paradójica de afecto transitivo,
abrazo recatado, tangencial, primitivo.

Escueta acción de gracias al pueblo solidario
y al generoso impulso de cada voluntario,
y a cada escarapela que adornó una solapa,
y a cada plaza llena que animó nuestro mapa.

Al aporte entregado en la colecta pública,
a la emoción patriótica de toda la República;
a los tantos rosarios desgranados en coro,
pidiendo la victoria o una paz con decoro;

a la voz espontánea, diferente y genérica,
de apoyo que elevaron las naciones de América;
al piloto esforzado y al marino cabal;
al conscripto, al gendarme, al cabo, al oficial

que supieron cumplir su deber de soldados
en aquellos lejanos parajes desolados;
al jovial camarada que sesgó la metralla;
a la sangre fraterna derramada en batalla.

Por estas y otras cosas que tu gesto delata,
lo celebro, guerrero del bigote escarlata.
Celebro tu ademán, celebro tu talante,
celebro el alegato inscripto en tu desplante.

Y propongo que el bronce conserve en alegórico
monumento tu gesto, canyengue y metafórico.
Tu brazo proyectado en trunca trayectoria
nos estará indicando el rumbo de la historia.

Con su órbita inconclusa, tu antebrazo ascendente,
dirá de la existencia de un asunto pendiente.
Plástico y elocuente, tu ademán detenido
gritará que la guerra no es asunto concluido.

Pues allí, circundadas por espuma revuelta,
Las Malvinas esperan, esperan nuestra vuelta.
Y tu corte de manga señalará el camino
que nos lleve otra vez hasta Puerto Argentino.


Juan Luis Gallardo

Lecturas para un 2 de abril.